E.P. de ML: "El Ángel Guardián"

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La escena anterior a esta fue:.:*RETALES DEL AYER*:.

NOTA DE LA AUTORA:

En el relato de esta semana les propongo volver a entrar en la mente de Mick y vivir junto a él su cambio tras conocer a Beth niña...¿Qué significó para él ese encuentro y por qué decidió convertirse después en su protector? Les invito a conocer las respuestas a esas preguntas y otras en este relato

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Rapidez y fuerza sobrehumanas, unos sentidos híper desarrollados y un poder de persuasión innato, son las habilidades propias de un vampiro, un depredador nacido de las sombras para matar…Un ser condenado a la oscuridad eterna y a buscar sin descanso la vida perdida a través de la preciada sangre de los vivos…Pero, ¿puede ser un vampiro algo más que un monstruo?…Tal vez esas capacidades puedan servir para encontrar algo más que alimento…

EL ÁNGEL GUARDIÁN:

Para algunos vampiros la sangre es algo así como un libro abierto, capaz de narrar una historia diferente en función de quién o qué la haya derramado y porqué. Solo hay que saber leerla y yo sabía hacerlo…Apuesto a que esa es una cualidad que cualquier investigador hubiera deseado tener y esa precisamente fue la elección que hice para comenzar mi nueva vida lejos de Coraline. Después de todo, tenía que sobrevivir...

La comunidad de vampiros no tuvo ningún problema en dar su visto bueno a esa opción. No todos los vampiros saben o quieren controlarse y pasar “desapercibidos” entre los humanos, algunos se dejan llevar demasiado a menudo por sus instintos animales o por intereses oscuros, (en eso no nos diferenciamos tanto de los mortales), y esa "debilidad" daba lugar a situaciones embarazosas que podían y pueden poner en peligro la base que asegura nuestra inmortalidad, mantener el secreto de nuestra existencia, y en ese sentido la labor de las limpiadoras no siempre resultaba suficiente… Así que yo me convertí en algo así como un enlace entre ambos mundos, humanos y vampiros, ayudando de alguna manera a los unos mientras protegía el secreto de los otros.

Vivir entre humanos intentando ayudarlos mientras me dejaba fascinar por el tic tac de sus vidas mortales, evocando los tenues recuerdos que me quedaban de la mía y leer en sus ojos agradecimiento o confianza e incluso admiración en lugar de terror, era una sensación nueva y gratificante para mí, me hacía recuperar un poco de esa paz perdida desde mi conversión, mitigando en cierta medida el vacío de mi existencia.

Reconozco que aquello aminoró hasta cierto punto mi repulsa, pero no lo suficiente, la bestia seguía en mí y lo estaría siempre, eso era algo que no podía olvidar, me lo recordaba cada noche cuando los instintos afloraban en mí y aparecía la sed y yo debía satisfacerla escondiéndome siempre de miradas curiosas, y también lo sentía cada mañana cuando la luz del sol hería mi piel y debía refugiarme en el frío de mi congelador...y sin embargo hubo un tiempo en que llegué a acostumbrarme incluso a eso, aunque nunca llegara a asumirlo del todo...

Por otro lado estaba Coraline…yo me había alejado de ella, es cierto, pero la distancia no resultaba fácil para ninguno de los dos, hay cadenas que ni el fuego puede disolver, aunque quizá fuera aún más difícil para ella que para mí. Coraline no aceptaría un no y jamás me dejaría marchar. Sólo era cuestión de tiempo que regresara a reclamar lo que creía suyo…A mí… y tal vez en aquel momento una parte de mí todavía lo fuera…Sin embargo, conociéndola, la cuestión principal no era el cuándo ni el porqué, si no el cómo…

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Pasó algún tiempo de tira y afloja entre las dos mitades que parecían convivir en mí, conciencia e instinto, aunque en aquel entonces debo reconocer que prevalecía el instinto, controlado sí, pero instinto al fin. Mi prioridad en aquel momento era cuidar de mí mismo y en ese sentido no todo podía ser renuncia. Mi lado oscuro y mi juventud me hacían ser impulsivo en algunas ocasiones, incluso a pesar de mis propósitos o quizás debido a ellos y tal vez por eso necesitaba ciertas formas de evasión inevitables.

Josef, mi amigo, estaba encantado de proporcionármelas. Lo suyo era la tentación permanente, disfrutaba haciéndolo y reconozco que en los momentos en que las necesidades del vampiro afloraban, yo también disfrutaba dejándome tentar, pero eso sí, siempre dentro de unos límites, claro…al fin y al cabo, si me atenía estrictamente a mis normas, toda mujer capaz de ofrecerse voluntariamente a un vampiro a cambio de determinados privilegios y en cuyos ojos brillara el deseo en lugar del miedo, no podía ser considerada exactamente una víctima...

Y eso exactamente eran las freshies, complacientes fuentes de alimento que anhelaban sentir en carne propia la orgásmica y adictiva experiencia de ser “tomadas” por un vampiro, aunque, si hay que ser sinceros, no era solamente sangre lo que su generosidad estaba dispuesta a ofrecer en favor de esa experiencia. Bastaba con aspirar su empalagoso aroma para darse cuenta de ello… Pero confieso que en aquella época me resultaba placentero hundir mis colmillos en su carne cálida y dispuesta y tomar lo que sus venas me ofrecían, sin cargar con ninguna culpa salvo la de la mutua satisfacción.

Y sin embargo hasta eso dejó de tener atractivo para mí después de aquella noche…

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Septiembre de 1985…

Era un atardecer rojizo de otoño y yo acababa de despertar de mi solitario sueño helado y me disponía a revisar los casos del día. Entonces vi la silueta de una mujer golpeando el cristal translucido de la puerta del despacho, era un sonido insistente, desesperado…Apenas la abrí, ella se me echó en los brazos pidiendo o mejor dicho, suplicando mi ayuda… Traía una fotografía en la mano. Su hija de cuatro años había desaparecido.

Durante todo el tiempo que llevaba como IP nunca había aceptado casos de niños, era un consejo que Josef me había dado y que yo había decidido seguir por simple sentido común. La sangre pura de un niño es una tentación irresistible para un vampiro y yo no quería tentar al diablo. Pero esa vez sentí algo extraño cuando aquella mujer se abrazó a mí, algo que me impidió negarme, tal vez fue la angustia o la desesperación que percibí en ella a través de su contacto, tal vez fue un presentimiento que tuve al ver el rostro inocente que parecía mirarme desde aquella fotografía… no lo sé… lo cierto es que acepté el caso sin saber que aquello cambiaría por completo mi vida.

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Apenas entré en el cuarto de la niña, busqué su rastro, al principio lo hice intentando controlar los instintos del vampiro, pero apenas su olor penetró en mí, un perfume dulce y tenue inundó mis sentidos. Era algo que no había percibido nunca en ningún otro ser humano, algo realmente delicioso que pentraba en mí y me hacía desear más y sin embargo, en contra de lo que hubiera esperado o temido, aquel aroma no despertó la sed del vampiro si no otra cosa muy diferente… Era más bien una sensación agradable, algo limpio y puro, algo cálido y tierno que parecía acariciarme por dentro y que me transportaba a otro tiempo de mi vida, dándome paz.

Pero aquel olor también me hablaba del miedo y la angustia sufridos, de sombras y voces confusas que amenazaban con destruir aquella sensación… y en medio de toda esa vorágine de imágenes y percepciones enfrentadas, había otra cosa… Era otro perfume, un perfume conocido que parecía camuflarse en aquel aroma delicado y puro amenazando con corromperlo y que cuando llegó a mí, rompió el hechizo y activó mi alerta... algo oscuro, cruel, que olía a muerte y que trajo un nombre a mi mente…Coraline..

Un pavoroso presentimiento empezó a pesar en mí y deseé con todas mis fuerzas estar equivocado…

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No todos los vampiros tienen las mismas habilidades, eso es algo que depende de quien haya sido el Sire y de las capacidades de éste, es algo así como la genética que se transmite de padres a hijos en el caso de los humanos, sólo que en nuestro caso se transmite con la comunión de la sangre. Yo “heredé” de Coraline la habilidad de olfatear el pasado y entrever el futuro y supongo que ella contó con eso cuando hizo lo que hizo. Ella contaba con que yo las encontraría, pero no contó con lo que pasaría después…

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Seguí el rastro de la niña y de su raptor guiado por las pistas que se quedaron suspendidas en el aire e impregnadas en el cuarto. El rastro me llevó hasta un viejo edificio a las afueras de la ciudad, un lugar que despertó en mí malos recuerdos... Una vez allí, el olor se hizo más intenso y también mi presentimiento...aquel juego retorcideo solo podía tener un nombre…

Abrí la puerta y encontré a la niña …

Parecía tan frágil y desvalida en medio de aquel cuarto desvencijado apenas iluminado por la tímida luz de un candil . Su pequeño cuerpecito temblaba por el miedo y cuando sus ojos se volvieron hacia mí y me miraron, vi en ellos una mezcla de terror y de súplica que me traspasó la piel…Me acerqué lentamente a ella para no asustarla, intentando calmarla, pero ella gimió de angustia y temblando aún, miró hacia el techo…No estaba sola y mi peor presentimiento tomó forma cuando vi a Coraline descender como un ángel oscuro desde el techo hasta situarse tras ella. Llevaba puesta la misma ropa que tenía la noche en que me convirtió, como si todo formara parte de un macabro ritual. Sus manos se posaron sobre la pequeña y comenzaron a acariciar su rostro con una falsa ternura, mientras en sus ojos podía leer la crueldad que le tenía reservada… La misma que una vez reservó para mí envuelta en palabras de amor, en aquel mismo lugar...

Coraline castró mi vida y mis ilusiones al convertirme y con ello me impidió para siempre la posibilidad de un sueño. Aquel que tenía cuando creí enamorarme de Lilah, el mismo que perseguía cuando creí amarla a ella y la hice mi esposa…Tener una familia…Pero ese sueño murió aniquilado por el egoísmo de su amor sin siquiera haber tenido la más mínima oportunidad y ahora ella pretendía convertir aquel sueño imposible en una tétrica y perversa realidad con el único propósito de hacerme regresar y lo haría de la única manera que era capaz, sacrificando a un inocente en el altar de sus deseos…

Sus manos acariciaban suavemente el cuello pequeño y frágil de la niña, pero el brillo perverso de su mirada convertía cualquier gesto maternal en una amenaza para la pequeña, al tiempo que su oscura mirada clamaba por mí, intentando hacerme caer en su trampa y arrastrarme de nuevo a su abismo…Tan segura estaba de su poder sobre mí… Pero yo sólo podía ver sus manos alrededor del cuello de la niña y por primera vez sentí verdadera repulsión hacia ella…Era como si con el simple hecho de tocarla estuviera manchando la pureza de su inocencia y la odié por eso…La odié con todas mis fuerzas.

Sentí mi cuerpo paralizado en ese momento por el horror y luego comencé a temblar por la rabia. Volví a mirar a los ojos de la pequeña. La inocencia azul de su mirada se confundía entre la súplica, el miedo y el silencio de un cordero, que presiente el peligro pero no puede hacer nada para evitarlo, salvo callar sus gritos para que la muerte pase de largo. Y esa mirada se clavaba en mí haciéndome volver atrás en el tiempo, reviviendo el horror de aquella noche en que me vi atrapado en la muerte por los deseos de Coraline.

Yo no tuve elección para salvar mi vida entonces, pero sí la tenía ahora con ella. Después de todo, aquella pequeña estaba allí en cierta forma por mi culpa, ella era el cebo que Coraline había elegido para tentarme y atraparme de nuevo y yo me sentí responsable de su destino.

Su mirada desvalida parecía buscar un refugio en mí, yo era su única salida. En ese momento todas las sensaciones que podía percibir en ella, mi pasado y su presente, acabaron despertando en mí un feroz instinto de protección… Algo que me empujaba a protegerla como si al hacerlo me estuviera protegiendo también a mí mismo. Sin embargo, era más que un instinto, era una necesidad…y fue esa necesidad la que me llevó a elegir.

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A veces uno no puede evitar pensar en lo que escoge... Después de aquella noche he tenido muchas ocasiones para pensarlo y sin embargo en aquel momento no tuve necesidad de pensar, simplemente hice lo que tenía que hacer. Elegí su vida sin saber que, en cierto modo, también estaba escogiendo la mía, y para ello tuve que matar a la mujer a la que había amado o al menos eso fue lo que creí entonces, yo sabía que esa era la única manera de romper el vínculo y sin embargo luego me ató la culpa... Quise enterrar mi pasado con ella pero el pasado es también parte de todo presente y no se puede huir de él enterrándolo entre secretos porque al final estos se convierten en fantasmas que te persiguen, te atormentan, obligándote a enfrentarlos.

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Pasado el peligro me acerqué a la pequeña Beth, ella estaba acurrucada en un rincón temblando de pies a cabeza, todavía no sé cómo pudo soportar ver todo aquello y no perder la cordura, pero supongo que Beth ha sido siempre una superviviente. Yo la tendí la mano y ella la miró, estaba confundida y asustada. Luego me miró a los ojos. Hubo un momento de silencio y después aceptó mi mano y se abrazó a mí, dejando que yo la cogiera en mis brazos.

Dicen que los niños pueden ver la verdad en los ojos de los demás porque miran con los ojos de la inocencia y ella vio en mí algo que yo creía perdido, el alma…o tal vez mi alma se despertó por ella aquella noche y al hacerlo yo encontré un rayo de esperanza en medio de mi oscuridad.
No todo estaba perdido en mí.
A ella no parecía importarle que unos minutos antes yo hubiera sido un demonio luchando contra otro ante sus ojos y se aferró a mí con fuerza. Pude sentir su seguridad y su calma cuando la cogí en brazos y fue una sensación que aún no he olvidado, ni eso ni la calidez de su contacto, ni aquel olor dulce, suave, cálido y limpio que se me metió tan dentro que me ha hecho mantenerme cerca de ella desde entonces.

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BETH: Mi mente borró todo lo ocurrido aquella noche, borró las imágenes, las llamas y los rostros, borró las voces y los gritos, pero no pudo borrar las sensaciones, no borró su olor, no borró lo que vi en sus ojos ni tampoco la sensación de seguridad que su abrazó provocó en mí. Su cercanía me hacía sentir a salvo, por eso siempre me sentí segura después de aquello, porque aunque no pudiera verle, una parte de mí sabía que mi Ángel Guardián estaba cerca, cuidando de mí.

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Cuando llegamos a su casa, ella aún tenía los ojos cerrados y permanecía aferrada a mi cuello. Ella se negaba a soltarse y una parte de mí se negaba a que ella se soltara…

BETH: En aquel momento mi mente estaba en shock intentando procesar todo lo ocurrido o más bien creando un barrera para que los recuerdos no me dañaran, pero todavía tenía en la retina la imagen de Coraline surgiendo amenazante entre las llamas, igual que un demonio burlando a la muerte y yo tenía la impresión de que si abría los ojos y me alejaba de mi Ángel Guardián dejaría de estar a salvo y aquella horrible mujer saldría de su infierno para arrastrarme a mí. No había nada en el mundo que me hiciera cambiar de idea en aquel instante, ni siquiera la voz de mi madre…Sólo la voz de él, aterciopelada y suave, logró convencerme mientras su mano acariciaba mi pelo: ”No tengas miedo Beth, todo va a estar bien, yo estaré aquí, nadie va a hacerte daño– y yo le miré a los ojos y le creí...

Su contacto cálido y agradecido y su mirada tierna de niña me hacían sentir humano de nuevo, aquello me daba vértigo pero no quería que aquella sensación desapareciera… Finalmente ella se quedó dormida entre mis brazos y yo la dejé en la cama con el cuidado con el que uno trata a un delicado tesoro que se pudiera quebrar en cualquier momento

Me despedí de su madre y salí de la casa, conduje maquinalmente de vuelta a mi apartamento, pero una vez allí no podía dejar de pensar en ella y en la promesa que le había hecho…Sentí la necesidad de volver a verla, de asegurarme que todo estaba bien y regresé a su casa, pero esta vez no entré del modo convencional…

Ella dormía acurrucada en su cama con su boquita semi abierta y las manitas aferradas a la almohada. A mí me gustaba verla dormir y mientras la contemplaba volví a percibir ese olor suyo y con él aquella sensación de paz de la primera vez. Me senté a su lado sin pensarlo, pero entonces ella comenzó a gemir inquieta en sueños y sus manos soltaron la almohada y comenzaron a abrirse y cerrarse en el aire como si buscaran algo. Yo me levanté al instante temeroso de haberla asustado y al hacerlo la inquietud de ella aumentó. No sabía qué hacer, entonces encontré un pequeño oso de peluche caído junto a la cama, lo cogí y lo puse junto a ella mientras la cubría de nuevo con la cálida y suave manta, pero no era el peluche lo que ella buscaba y apenas sintió mi mano cerca de ella, la tomó suavemente entre las suyas, se acurrucó en ella, respiró hondo y su inquietud cesó al instante.

Aquel gesto terminó de atraparme…el tiempo se paró en ese instante, ella se sentía segura conmigo y yo con ella, y me quedé allí inmóvil sentado en el borde de su cama, contemplándola mientras dormía, sintiendo su respiración suave y cálida en mi piel. Sabía que tenía que irme pero no podía marcharme, no podía alejarme de ella… Era como si después de aquello la sintiera como algo mío, algo que debía proteger… Sin embargo yo era un monstruo que podría causarla horror y la sola idea de que sus ojos se llenaran de miedo por mi me aterraba, se me hacía insoportable…Fue por eso que elegí la sombra y el silencio para cuidarla, enterrando a la bestia en los más profundo de mi ser.

Estaba decidido a mantener eso que ella había visto en mis ojos por encima de cualquier instinto.

Por ella quise cambiar y borrar todo lo oscuro, por ella silencié a la bestia para que ella nunca la viera ni recordara el horror de aquella noche y me quedé velando sus sueños noche a noche, oculto a sus ojos, fascinado por la luz de su inocencia, mientras el tiempo corría ante mí sin apenas darme cuenta.

En ella encontré una esperanza y una razón para vivir que aún hoy mantengo…Por ella soy lo que soy y no me arrepiento.

Aquella noche me juré a mi mismo que no permitiría que nada ni nadie le hiciera daño...Pero había algo con lo que no había contado…La eternidad …

El tiempo acabó por convertirse en un enemigo silencioso y un nuevo infierno comenzó para mí cuando un buen día me di cuenta de que la niña desvalida y asustada que encontré aquella noche, había desaparecido para convertirse en una hermosa y sorprendente mujer…y toda mi vida se puso patas arriba cuando sus hermosos ojos azules volvieron a mirarse en los míos y el destino la puso de nuevo en mis brazos, despertando en mí algo más que mi alma…

PRÓXIMA HISTORIA:

"ESENCIA DE MUJER"

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