E.P de ML: "Retales del ayer"

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MONLIGHT 2

NOTA DE LA AUTORA:

Creo que lo más lógico para seguir esta historia de amor, llenar sus huecos y entender la tensión sexual que nace entre sus protagonistas, es empezarla por el principio, en base a eso me parece fundamental ahondar un poco en el pasado oscuro del personaje principal, Mick,, en sus vivencias, aquellas que le marcaron y que le convirtieron en el ser atormentado y solitario que llegó hasta Beth. Sus errores como humano, sus primeras experiencias como vampiro, el significado de la sangre, la tormentosa relación con Coraline...Y creo que nadie mejor que él para que nos lo cuente en primera persona...

Bienvenidas al relato de esta semana. Si quieres seguir las publicaciones entra en el.:*INDICE DE ESCENAS PERDIDAS Y MOMENTOS ML*:.

RETALES DEL AYER

A veces resulta doloroso volver la vista atrás y ver un tiempo que se fue y que no volverá, pero es bueno recordar para no olvidar.

De mi vida como humano aún conservo algunos recuerdos, aquellos que de una manera u otra, dejaron una huella en mí, no es algo común en los vampiros pero supongo que en mi caso se mantuvieron porque realmente nunca quise olvidarlos. Ahora, mientras repaso los últimos años de mi vida mortal y el comienzo de la inmortal, me doy cuenta de que a lo largo de casi todo el camino que me tocó recorrer, como humano o como vampiro, sólo tuve una compañera que me resultó verdaderamente fiel, la soledad.

Corría el verano del 44. En aquel entonces yo no era más que un soldado con conocimientos de medicina aprendida a golpe de mortero y de los impactos de los K-98 alemanes en la segunda guerra mundial, fue sin duda la mejor escuela práctica para un aspirante a médico a punto de terminar su carrera, tal vez demasiado cruel, demasiado inhumana... El campo de batalla resultó ser más gráfico que cualquier universidad y es que cuando ves la cara de la muerte y tienes que luchar contra ella a cada segundo, aprendes cosas que no ves en ningún hospital, cosas que llegan a marcarte de por vida…Y, como suele ocurrir, aquella guerra y lo que vino después, nos dejó más heridas por dentro que por fuera a la mayoría de los que la sobrevivimos...

Aquel verano estábamos en misión de reconocimiento en los bosques del norte de italia. Fuera y dentro del combate, la muerte parecía estar permanentemente en el aire, esperando el momento para caer sobre cualquiera de nosotros. Ray, mi amigo, casi como mi hermano, resultó herido en un ataque sorpresivo de morteros alemanes, yo corrí para ayudarle, estaba perdiendo mucha sangre y por si acaso no podía regresar junto a su esposa, me pidió una promesa y yo por supuesto, se la di.

Luego hubo otro ataque y todo se volvió noche…

..Desperté días después en un hospital, herido pero vivo. Me dijeron que era el único superviviente y aquella noticia fue aún peor que el dolor físico de mis heridas…

La pérdida de Ray y los horrores que me tocó vivir después en el infierno de las Ardenas, me machacaron tanto psíquica como físicamente más allá del límite que podía soportar.

Me sentí perdido después de aquello, supongo que por eso intenté encontrar mi sitio allí donde lo había dejado…quería retomar la vida que tenía antes de aquel infierno, pero me equivoqué de camino…

Recuperado de mis heridas externas aunque con el alma aún encogida por todo lo vivido y lo perdido, regresé…Regresé para cumplir la promesa hecha, pero también regresé por ella y por mí...

Lilah ya sabía que su esposo no iba a regresar a su lado y su hermosa sonrisa, aquella que nos regaló el día que Ray y yo partimos a la guerra, se había transformado en una infinita tristeza que ahogaba su mirada. Yo sabía que aquello no sería fácil para ella como tampoco lo era para mí…La muerte de los que quieres nunca es fácil de asumir...Pero a veces el destino te pone sus propias pruebas y, lógicas o absurdas, siempre resultan crueles…

Yo me quedé a su lado para protegerla tal y como le prometí a Ray cuando le hirieron. Necesitaba hacerlo, sentía que se lo debía a él y a ella, pero también había una parte de mí que lo deseaba y al hacerlo fui adentrándome sin darme cuenta en una vida que no me pertenecía...

Ambos teníamos algo en común, el dolor por la pérdida, pero a veces el dolor y el desamparo mezclados con la amistad pueden crear espejismos de amor… para ella yo era lo más próximo al recuerdo de Ray y para mí ella representaba un sueño tan inalcanzable como inconfesable… tal vez por eso ambos terminamos cayendo en la trampa…

Yo la amé realmente, o al menos eso creí, pero la verdad es que sólo fue una hermosa ilusión que se desvaneció una mañana, como si despertara de un sueño, cuando su verdadero dueño, mi amigo, regresó de la muerte en la que le creíamos perdido.

Ese fue el castigo por mi traición a su amistad…creer tenerla para después perderla… Ella debía regresar a él porque nunca fue realmente mía, ni ella ni el sueño que representaba para mí, y aquello dejó en mi alma más recuerdos dolorosos que placenteros, aumentando aún más mi sensación de vacío y perfilando en mi conciencia la sombra de la traición, cuyo zarpazo viviría después en carne propia aunque de una forma bien distinta...

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Después de aquello me sentí de nuevo en el punto de partida, solo que ya no tenía de dónde partir. Ahora tenía que volver a empezar lejos de los que había considerado mis amigos, mi familia…Debía hacerlo precisamente por ellos y lo hice…

Luego vinieron las noches solitarias bañadas de alcohol en busca del olvido en las que no faltaba algún cuerpo que calentara mi cama dejándome el bolsillo vacío y el alma más vacía aún, hasta que llegó un momento en que toqué fondo… Supongo que una vez que uno se cae sólo queda levantarse o dejarse morir…y yo decidí apostar por lo primero…

Las noches en los tugurios y unos antiguos estudios de música me llevaron de una forma paradójica a encontrar una salida. Fue así que acabé amenizando las veladas solitarias de las más variopintas almas, que, ricas o pobres, también buscaban el olvido o el perdón con el que acallar sus conciencias o mitigar sus recuerdos, huyendo de su propia soledad…el sueldo no daba para mucho pero me ayudaba a sobrevivir , que en aquellos tiempos era mucho decir.

Así fue como la encontré a ella…

Su mirada enigmática destacaba entre la oscuridad del local como un extraño faro del que era imposible apartar la vista…Fueron apenas unos segundos en los que me pareció que ella también me miraba, pero luego desapareció…

…Unos días después estábamos contratados para tocar en una fiesta privada a las afueras de la ciudad de LA…Aquella noche de verano la muerte volvió a mirarme a los ojos, pero esta vez vi de ella mucho más que su mirada…La muerte tenía rostro de mujer, de una hermosa y seductora mujer, envuelta en seda y encaje rojos con labios sensuales y mirada profunda, misteriosa con un tinte de melancolía, su belleza prometía pasiones prohibidas mientras caminaba frente a mis ojos entre sonrisas coquetas, despertando con cada uno de sus movimientos mi cuerpo y mi deseo…Su nombre, Coraline…la mujer que me convirtió en lo que soy…

Deseoso de encontrar un pozo en el que perderme para no pensar…me dejé fascinar por ella, por el brillo de su sonrisa hecha de fuego carmesí y por sus ojos oscuros llenos de misterio y soledad. La voluptuosidad delicada y pecaminosa de su cuerpo, balanceándose cadencioso y sensual antes mis ojos, me hacía soñar con lo que podría ser tocar el paraíso…Ella representaba el placer de desear lo prohibido, lo inalcanzable e incluso lo peligroso…y yo…yo era como la polilla que se acerca a la luz hipnotizada por su belleza sin saber que allí, detrás de ese hermoso resplandor, se escondía mi final…

Coraline jugó conmigo, anulando mi mente, mi alma y mi mundo hasta que no quedó nada de mí salvo ella, convirtiéndose en una especie de adicción incontrolable de la que me era imposible escapar. Nunca había sentido nada igual por nadie. Era como una fiebre que infectaba mi cuerpo y mi alma, llevándome al límite, mostrándome un lado de mí que ni yo mismo conocía y sin embargo la amaba, algo tan inexplicable como irremediable.

…Unas semanas después nos dimos el “sí quiero” frente a un altar un atardecer de domingo. Por la noche, en la soledad de la alcoba, entre copas de champagne, la tomé entre mis brazos dispuesto a hacerla mía y perderme en el paraíso de su cuerpo y sus labios para siempre...para siempre...jamás pensé que esa palabra pudiera tener un significado literal tan pavoroso... Ella llevaba la muerte en sus labios y el paraíso soñado se transformó para mí en un infierno. Aquella noche en que yo me acosté como un hombre enamorado lleno de ilusiones y de vida, terminé despertando a la muerte convertido en un monstruo sin esperanza.

Fue así que la luz acabo aniquilando a la polilla…Ese fue mi premio por amarla…la inmortalidad y la soledad infinitas…Tiene gracia…Coraline se llevó mi vida mortal en nombre del amor cuando yo apenas comenzaba a sentirme vivo por amarla a ella y cuando lo hizo, cuando me dio su “regalo de amor”, todo se volvió noche para mi… He vivido en esa oscuridad desde entonces…

Desperté en un charco de sangre, la luz del atardecer que entraba por las rendijas de la ventana me hacía daño, me quemaba la piel… yo no podía entender lo que estaba pasando. Ella me dijo que me había hecho un regalo, que me había liberado de la muerte y sin embargo nunca me había sentido tan atrapado… Quise huir pero no había lugar donde pudiera esconderme ni despertarme de aquella pesadilla...Ella era la única mano que podía guiarme en mi nueva vida, ella era mi Sire, la que me había despertado a la oscuridad y sólo ella entendía todo lo que mi cuerpo sentía, el miedo, la confusión y sobre todo la sed…Una sed que no podía controlar ni tampoco era capaz de entender y que parecía devorarme por dentro…

Salí a la calle corriendo desesperado entre la oscuridad y me encontré de repente mirando a un lado y a otro, percibiendo cosas que nunca había sentido, la oscuridad de la noche se volvía claridad ante mis ojos, los susurros de la gente que pasaba por la calle se convertían en voces estridentes que resonaban como diabólicas carcajadas en mi cabeza, burlándose de mi dolor y el aroma que desprendían aquellos cuerpos calientes y vivos pasando por mi lado, avivaban aún más aquella sed y sentía que yo ya no era yo, si no una especie de depredador en busca de alimento.
Sentí miedo y repulsión de mi mismo y corrí como un loco intentando esconderme de todo y de todos, hasta de mi o más bien de aquello en lo que ella me había convertido, rogando porque aquella tortura terminara con mi vida lo antes posible…Pero yo no podía morir…ya no...y tampoco podía escapar...

Ella se acercó a mí con una expresión dulce y compasiva y yo le supliqué que hiciera que todo aquello parara, que me dejara morir…pero ella sonrió acariciándome con ternura con una mano mientras que con la otra, cruel y despiadada, ordenaba acercar hasta mí el único alivio que yo no podía aceptar…Al ver el remedio que ella me ofrecía grité horrorizado: ”No!! quiero morir…déjame morir” –pero Coraline me acarició de nuevo casi maternal y me contestó con su suave voz de cristal- “no amor, no quieres morir, quieres vivir…” y entonces puso entre mis manos a una joven amordazada, asustada y temblorosa que suplicaba entre gemidos mi piedad…


Yo quise morir en ese momento, pero cuando ella desevolvió su presente de entre las ropas como si de un regalo se tratara y yo vi aquella garganta blanca y palpitante ante mí, cuando sentí el tacto de aquella piel caliente y viva bajo mis manos, cuando su aroma inundó mis sentidos y noté los latidos de su pulso golpeando en mi sien, un deseo irreprimible de hundirme en aquella carne recorrió todo mi cuerpo y los colmillos brotaron de mi boca mientras mis ojos, todavía humanos, lloraban el horror de aquella realidad.

Luego una nube roja cubrió mi mente, perdí el control y me abalancé sobre ella por instinto como un león hambriento sobre su presa.

Aquella sangre caliente que brotaba de sus venas a mi boca me sumió en una especie de trance, un éxtasis indescriptible para mí en aquel momento, que vaciaba mi mente de todo pensamiento para llenarla de percepciones y que aliviaba la tortura física de mi cuerpo transformándola en placer, un placer que nunca antes había conocido ni imaginado. Ella sucumbió a mis deseos, sus gritos de dolor se transformaron en gemidos y luego cesó su lucha y se entregó a mí para darme lo que yo exigía de ella, pero aquella rendición, lejos de calmarme, aumentó mi avidez y cada sorbo de vida que daba de ella descontrolaba más y más mis sentidos y me envolvía en una extraña euforia que me impedía parar.

El calor de su sangre calentaba poco a poco mi cuerpo haciéndome sentir una falsa apariencia de vida, mientras que sus latidos se extendían por mis venas como las ondas concéntricas que se forman al lanzar una piedra al río. Las ondas se fueron distanciando más y más hasta desaparecer en una calma absoluta, al tiempo que su calor se volvía frío y su vida se extinguía en mis labios dejándome una extraña sensación de pérdida.

-“Es hora de parar amor, ya no podrá darte más calor…”- me susurró Coraline con su dulce frialdad y entonces la cordura regresó a mi mente y me retiré de mi presa…la joven parecía haberse contagiado de mi palidez y yacía lánguida e inerte entre mis brazos como un juguete roto…Estaba muerta…yo la había matado y sin embargo era incapaz de reaccionar, era como si todo formara parte de una tétrica pesadilla y en cualquier momento fuera a despertar…pero no lo era…aquello era real, demasiado real para que yo pudiera asimilarlo y por un momento creí volverme loco… Coraline tomó entonces mi rostro entre sus manos y me susurró “no pasa nada amor, esto es normal la primera vez…poco a poco aprenderás a tomar de los mortales sólo lo que necesites, yo te enseñaré” y luego se acercó a mí y recogiendo el hilo de sangre que resbalaba de mi boca con la suya, me besó…La conciencia regresó un instante a mi mente y la retiré de mí como si al hacerlo pudiera retirar también lo que me había hecho, pero su mirada cautivadora anuló mi conciencia de nuevo y la ira, la rabia, la impotencia se transformaron en deseo, mi mente la maldecía pero mi cuerpo la deseaba y la atraje hacia mí de nuevo y la besé con furia dominado por un instinto básico, casi animal, quería hacerla daño y la mordía intentado herirla pero ella sólo sonreía sabiendo que me tenía.

Coraline sabía despertar mi lado oscuro, anular mi mente y arrastrarme a su abismo y yo, perdido como estaba, en un mundo desconocido y sin nada a lo que aferrarme, sólo podía dejarme arrastrar… Así comenzó mi tormento.

Ella me llevó de su mano caminando entre las sombras y la muerte, enseñándome a utilizar mis nuevas habilidades, como haría cualquier Sire con su pupilo y sobre todo a controlar mi sed para no poner en peligro el secreto de nuestra existencia…Y yo aprendí… fueron tiempos oscuros y decadentes de los que me avergüenzo y sin embargo en aquel entonces no podía hacer otra cosa, el vínculo que me unía a ella era más fuerte que yo y el sentimiento de amor-odio que ella me despertaba me mantenía atrapado física y psíquicamente en aquella prisión, atado a ella en una relación de insana dependencia que me impedía ver nada más.

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Para siempre? Me había preguntado ella – para siempre- había contestado yo…pero eso fue antes de conocer su verdadera cara…antes de sufrir su engaño y su traición, antes de que destrozara mis sueños y mi vida sin dejarme ni la más mínima elección.

Al final la eternidad resultó ser demasiado tiempo con una mujer como la mía. Tal vez mi corazón había dejado de latir pero algo dentro de mí se sentía morir cada día un poco más estando con ella, cada vez que cazaba, cada vez que me miraba en los ojos de una víctima y veía su miedo por mí, me sentía como un monstruo y me odiaba por ello, a mí y a ella...

Pero al pasar el tiempo y superar el miedo y la confusión inicial, llegó el momento en que decidí romper los lazos… ya lo había intentado otras veces pero esta vez era una cuestión de conciencia, más allá de la piel, más allá del cuerpo, más allá de la locura a la que ella me arrastraba… Era una cuestión de alma y yo me negaba a perder del todo la mía, me negaba a perder mis recuerdos y a desligarme definitivamente de la humanidad que ella me había arrebatado, me atormentaba el recuerdo pero me atormentaba mucho más el olvido. No podía perdonarla, y aunque tampoco podía evitar desearla era incapaz de amarla, ella había matado mi amor la noche en que me convirtió en aquel ser que yo me negaba a aceptar, después trató de borrar aquello de mi mente de todas las formas posibles, pero era inútil, ella había creado en mí un vacío tal que ni siquiera la pasion que sentía cuando estaba con ella, ni la euforia pasajera que me provocaba la sangre humana caliente y viva resbalando por mi garganta, podían hacerme olvidar. Me sentía muerto por fuera y por dentro...

Sólo podía pensar en que todo aquello debía tener algún sentido, necesitaba encontrarlo o si no acabaría enloqueciendo. Decidí cambiar de vida, hacer algo con las habilidades que tenía, algo que me sirviera para compensar lo hecho anteriormente, que aliviara el peso de mi conciencia y que distrajera mi mente para no pensarla, para no buscarla. Quería borrar todo el miedo que había visto en tantos ojos inocentes y me propuse una serie de reglas, una especie de código moral que me mantuviera firme en ese propósito de no volver a caer en mi particular adicción por ella y por lo que ella representaba, me negué a mi mismo, a la bestia que había en mí y me volqué en esa tarea que me había impuesto cerrándole la puerta al amor, me cerré a la confianza, me cerré a la esperanza, al cariño, al contacto, al calor…Si la soledad debía ser mi compañera, la aceptaría resignado con tal de poder vivir entre mortales y mantener vivo el recuerdo de mi humanidad perdida, el recuerdo del alma que ella me robó…Sólo necesitaba un motivo que me diera las fuerzas necesarias para no volverme atrás, para no caer en la tentacion y curiosamente, fue ella misma quien me lo dio sin querer...Yo necesitaba una razón y la encontré en la mirada inocente de una niña... aquella mirada me cambió la vida...

PRÓXIMA HISTORIA:

EL ANGEL GUARDIAN

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