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.:*INDICE DE ESCENAS PERDIDAS Y MOMENTOS ML*:.
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NOTA DE LA AUTORA: La escena perdida de este mes se centra en el final de episodio 10, después de que Beth conociera a Sara y su historia con Josef. ¿Qué le pasó por la mente a nuestra chica? ¿Qué preguntas le hubiera gustado hacerle a Mick si hubiera tenido el valor? En esta escena perdida les propongo un final alternativo a lo que vimos en "Sleeping Beauty". Espero que lo disfruten. Besos. Selene.
"UNA CONVERSACIÓN PENDIENTE"
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- Podríamos salir por ahí y hacer algo típicamente neoyorquino, tomar un par de martinis... ¡un bisteck para la señorita!
Beth observaba a Mick absolutamente sorprendida, su expresión era tan animosa, tan jovial, tan diferente a la sobria contención de hacía solo unos minutos en la casa de Josef…Era como un nuevo Mick que ella nunca había visto. Pero ella no podía dejar de pensar en Sara, en su historia de amor, era como si en aquella trágica historia se hubiera visto reflejada a sí misma y aquel final lo hubiera cambiado todo de repente en su mente. No había esperanza para lo que sentía por él y tal vez era el momento de dar marcha atrás, de quedarse con la monotonía conocida, con la seguridad vacía de apasionamientos y sorpresas que había dejado en LA. Tal vez su destino era Josh mientras que la pasión imposible y desbocada que Mick despertaba en ella era solo un juego peligroso plagado de incertidumbres, un amor maldito que sólo le traería dolor o algo peor…y sin embargo, mirando los ojos de él, una parte de ella deseaba quedarse, deseaba acceder a aquella súplica callada, aquel ruego que pugnaba por escapar de su mirada en un grito de silencio.
Por un instante estuvo tentada a aceptar, pero fue sólo por unos segundos, después regresó el recuerdo de lo vivido en casa de Josef y el miedo volvió a vencer al impulso…Tenía que volver…era lo mejor…Sí, era lo razonable, lo correcto, pero entonces ¿por qué le costaba tanto alejarse de él? ¿Por qué tenía la sensación de estar equivocándose una vez más? Sentir el tacto tan ardientemente helado de aquella mano sobre la suya fue más duro aún que sostener su mirada. En aquel contacto ella pudo sentir la desesperación de él, la necesidad de retenerla y eso hacía que fuera mayor su necesidad de ser retenida y sin embargo no podía ser…No, no podía ser…por primera vez desde que le conocía comenzaba a entender ese concepto y eso era lo más curioso de todo. Los papeles parecían haber cambiado, ahora era ella quien tenía miedo y él quien tenía esperanza y sin embargo Beth acababa de aprender que el amor no siempre resultaba suficiente, no lo fue para Sara entonces y tal vez tampoco lo fuera para ella ahora. Definitivamente las relaciones entre humanos y vampiros sí eran peligrosas y complicadas…Tal vez demasiado y en ese instante ella se sentía sin esperanzas para seguir luchando por algo que tal vez estaba condenado de antemano…Si al menos tuviera algo para seguir, algo que renovara su esperanza…
Por un instante estuvo tentada a aceptar, pero fue sólo por unos segundos, después regresó el recuerdo de lo vivido en casa de Josef y el miedo volvió a vencer al impulso…Tenía que volver…era lo mejor…Sí, era lo razonable, lo correcto, pero entonces ¿por qué le costaba tanto alejarse de él? ¿Por qué tenía la sensación de estar equivocándose una vez más? Sentir el tacto tan ardientemente helado de aquella mano sobre la suya fue más duro aún que sostener su mirada. En aquel contacto ella pudo sentir la desesperación de él, la necesidad de retenerla y eso hacía que fuera mayor su necesidad de ser retenida y sin embargo no podía ser…No, no podía ser…por primera vez desde que le conocía comenzaba a entender ese concepto y eso era lo más curioso de todo. Los papeles parecían haber cambiado, ahora era ella quien tenía miedo y él quien tenía esperanza y sin embargo Beth acababa de aprender que el amor no siempre resultaba suficiente, no lo fue para Sara entonces y tal vez tampoco lo fuera para ella ahora. Definitivamente las relaciones entre humanos y vampiros sí eran peligrosas y complicadas…Tal vez demasiado y en ese instante ella se sentía sin esperanzas para seguir luchando por algo que tal vez estaba condenado de antemano…Si al menos tuviera algo para seguir, algo que renovara su esperanza…
Sabía que debía marcharse pero seguía allí, parada frente a él, sin poder apartar sus ojos de los suyos, incapaz de romper el contacto de su mano y se sentía tan culpable por la súplica implícita en aquella mirada, una súplica que tenía que desoír con todo el dolor de su alma.
“Perdóname” –decían los ojos de ella intentando mantenerse firmes mientras miraban los de él-. Finalmente el contacto cesó y él, resignado, la dejó subir al taxi que esperaba. Pero algo sucedió cuando ella volvió a mirarle tras el cristal. Él levantó su mano y la apoyó abierta sobre la ventanilla como la más clara expresión de su deseo de poder estar con ella a pesar de todo ese mundo que les separaba. Aquel gesto era en sí mismo una declaración de sentimientos que no precisaba de más palabras y ella no pudo por menos que corresponder y ambas manos se tocaron con el cristal como única barrera, una clara metáfora de lo que era su relación, condenados a verse y amarse siempre tras el cristal que separaba sus mundos mientras sus miradas expresaban ese eterno quizás que sus bocas no podían pronunciar. Era una puerta abriéndose y al mismo tiempo otra balanceándose para volverse a cerrar, era un quizás al que aferrarse y al mismo tiempo el adiós que dejaba escapar un sueño.
El taxi inició entonces su camino y Beth vio a Mick alejarse con gesto abatido en sentido contrario a la marcha del vehículo, internándose poco a poco en la oscuridad de la noche hasta desaparecer. En ese momento algo se reveló en su interior, algo que no pudo reprimir más tiempo y dio la orden al taxista para que detuviera la marcha.
Mick oyó como el motor se detenía y se volvió instintivamente. Entonces la vio parada junto al vehículo, observándole con aquella mezcla de ternura y expectación pero sin atreverse a dar un paso. Cuando él la miró sorprendido, una leve sonrisa se dibujó en el rostro de ella y dijo:
- Supongo que no pasará nada si retraso mi regreso un par de horas más.
Aquellas palabras bastaron para que una enorme y encantadora sonrisa triunfal iluminara por completo el rostro de él contagiándola a ella también. El joven volvió sobre sus pasos hasta llegar a ella, ambos se miraron durante unos segundos, uno frente a otro, sin decir nada o diciéndosolo todo en una mirada, después él la tendió su mano, ella la aceptó y sonriendo Mick hizo un gesto caballeresco de otra época con la mano libre mientras decía: “Las damas primero”
“Perdóname” –decían los ojos de ella intentando mantenerse firmes mientras miraban los de él-. Finalmente el contacto cesó y él, resignado, la dejó subir al taxi que esperaba. Pero algo sucedió cuando ella volvió a mirarle tras el cristal. Él levantó su mano y la apoyó abierta sobre la ventanilla como la más clara expresión de su deseo de poder estar con ella a pesar de todo ese mundo que les separaba. Aquel gesto era en sí mismo una declaración de sentimientos que no precisaba de más palabras y ella no pudo por menos que corresponder y ambas manos se tocaron con el cristal como única barrera, una clara metáfora de lo que era su relación, condenados a verse y amarse siempre tras el cristal que separaba sus mundos mientras sus miradas expresaban ese eterno quizás que sus bocas no podían pronunciar. Era una puerta abriéndose y al mismo tiempo otra balanceándose para volverse a cerrar, era un quizás al que aferrarse y al mismo tiempo el adiós que dejaba escapar un sueño.
El taxi inició entonces su camino y Beth vio a Mick alejarse con gesto abatido en sentido contrario a la marcha del vehículo, internándose poco a poco en la oscuridad de la noche hasta desaparecer. En ese momento algo se reveló en su interior, algo que no pudo reprimir más tiempo y dio la orden al taxista para que detuviera la marcha.
Mick oyó como el motor se detenía y se volvió instintivamente. Entonces la vio parada junto al vehículo, observándole con aquella mezcla de ternura y expectación pero sin atreverse a dar un paso. Cuando él la miró sorprendido, una leve sonrisa se dibujó en el rostro de ella y dijo:
- Supongo que no pasará nada si retraso mi regreso un par de horas más.
Aquellas palabras bastaron para que una enorme y encantadora sonrisa triunfal iluminara por completo el rostro de él contagiándola a ella también. El joven volvió sobre sus pasos hasta llegar a ella, ambos se miraron durante unos segundos, uno frente a otro, sin decir nada o diciéndosolo todo en una mirada, después él la tendió su mano, ella la aceptó y sonriendo Mick hizo un gesto caballeresco de otra época con la mano libre mientras decía: “Las damas primero”
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Fue una hermosa velada. Mick hablaba, Beth escuchaba y ambos reían cuando él rememoraba algunas vivencias pasadas como mortal, tan diferentes a lo que es hoy la vida para un hombre de su edad...Su edad...Era curioso, pero mirándole resultaba imposible pensar que aquel hermoso y atractivo joven que tenía delante era en realidad un octogenario...Cosas de la inmortalidad
- No hay duda de que mi amiga Sam te caló enseguida, en el fondo sigues siendo un chico chapado a la antigua –sonrió ella mientras se acercaba el Martini a los labios sin dejar de mirarle-
- Supongo que sí – respondió él regalándole esa sonrisa cómplice y encantadora que ella tanto adoraba- Luego, de repente, se quedó callada, su sonrisa se perdió, su mirada, ausente, se quedó clavada en la copa que acababa de dejar sobre la mesa mientras escuchaba el estribillo de una canción que sonaba como fondo “holding on and letting go”.
- No hay duda de que mi amiga Sam te caló enseguida, en el fondo sigues siendo un chico chapado a la antigua –sonrió ella mientras se acercaba el Martini a los labios sin dejar de mirarle-
- Supongo que sí – respondió él regalándole esa sonrisa cómplice y encantadora que ella tanto adoraba- Luego, de repente, se quedó callada, su sonrisa se perdió, su mirada, ausente, se quedó clavada en la copa que acababa de dejar sobre la mesa mientras escuchaba el estribillo de una canción que sonaba como fondo “holding on and letting go”.
- Qué ocurre? –preguntó él con un marcado tono de preocupación
- Nada, sólo pensaba en Josef. Jamás pensé que alguien como él pudiera enamorarse de esa manera. Realmente estoy sorprendida por eso y por…
- Por el final de su historia –concluyó él y el tono de su voz se había vuelto sombrío
- Sí – y su mirada volvió a levantarse para buscar la de Mick- Lo cierto es que a pesar de lo trágico que pueda parecer, sigue siendo una auténtica historia de amor. Quiero decir, que tampoco debió ser fácil para él dar el paso de convertirla y sin embargo lo hizo…Lo hizo porque quería estar con ella- Sus mejillas se ruborizaron ligeramente mientras hablaba- No sé, si lo piensas bien, resulta casi una declaración de amor lo que hizo, lo que hicieron los dos… y también lo es lo que ha hecho por ella durante todos estos años…Sin duda debió amarla mucho.
- Sí, supongo que sí – apuntó Mick mientras acercaba una copa de vino a sus labios. Si Josef fue capaz de enamorarse, todo es posible…
Ella se le quedó mirando fijamente y en ese momento una pregunta saltó a sus labios sin que ella pudiera llegar a pensarla siquiera.
- Qué hubieras hecho tú? Quiero decir…Si hubieras estado en su lugar, ¿la hubieras convertido como intentó hacer Josef?
- No, creo que no.
- Ni siquiera aunque estuvieras perdidamente enamorado y supieras que ese es el único modo?
- Precisamente por eso
- No te entiendo
- Yo no podría condenar a la persona que amo a una vida eterna de sombras, al martirio de la sed, al dolor de la huida y los secretos…Eso me convertiría en alguien como Coraline y no sería justo. Para mí el amor es otra cosa. - Y mientras decía esas últimas palabras, sus ojos se clavaban fijamente en los de ella-.
- Aquello fue diferente, tú no tuviste elección Mick. Pero, ¿y si la persona en cuestión te lo pidiera como hizo Sara, y si a ella no le importara el sacrificio con tal de estar a tu lado?
- La muerte nunca es una elección -su expresión había vuelto a ser hermética-
- Lo sería si su vida dependiera de ello ¿lo harías entonces o la dejarías morir Mick?
El rostro del joven vampiro se volvió sombrío, frunció el ceño y sus labios se convirtieron en una delgada línea. El silencio reinó entre ellos por unos instantes que fueron eternos, aquella pregunta quedó en el aire sin respuesta como una sentencia dolorosamente maldita que él no quisiera oir y sin embargo no era la primera vez que la escuchaba, no era la primera vez que su mente se la proponía pero nunca había tenido el valor para contestársela a si mismo…Finalmente fue el mismo Mick quien rompió aquel incómodo silencio y lo hizo con otra pregunta
- ¿Qué harías tú?
- Vaya! Vuelves a evadir mis preguntas como haces siempre, cuándo conseguiré una respuesta directa de ti? -sonrió ella de manera encantadora-
- Lo haré cuando tú respondas -contestó él con avidez-
Beth le miró fijamente y luego volvió a mirar su copa
- La verdad es que no lo sé. Lo que he visto hoy me ha enseñado que tal vez no hay una respuesta sencilla para algo tan complicado. Supongo que Sara y Josef tampoco lo tuvieron en cuenta cuando tomaron su decisión. Tal vez tengas razón, el amor no siempre es suficiente.
MICK: Supongo que algunas plegarias encuentran respuestas y otras no…Depende de la fuerza que encontremos en nuestro interior, depende de si estamos dispuestos a aferrarnos a la esperanza o a permitir que el miedo nos venza y dejar ir nuestros sueños, pero es demasiado difícil la elección cuando el sueño que deseas es todo lo que siempre has querido y a la vez lo que siempre has temido.
El silencio surgió de nuevo y Beth miró su reloj.
- Creo que ya se ha hecho tarde. Debo irme o perderé el vuelo.
Beth se levantó de la mesa y él la siguió con la mirada. Ella tomó su bolso y ya se disponía a marcharse cuando se paró al lado de Mick, le miró una vez más y dijo:
- Pero ¿sabes? hay algo que sí tengo claro, creo sinceramente que Josef fue muy valiente porque fue capaz de admitir que estaba enamorado y quiso apostar por ello. Tal vez se equivocara pero al menos lo intentó y lo hizo porque la amaba.
Mick se quedó pensando en las palabras de Beth mientras la acompañaba hasta el taxi, le abrió la puerta y la vio alejarse con esa irremediable sensación de pérdida de la primera vez. Entonces se llevó la mano al bolsillo interior de su gabardina y sacó el pequeño tubo de ensayo que contenía la sangre de Coraline y se quedó observándolo mientras el contenido se deslizaba a un lado y otro dentro del cristal suspendido entre sus dedos. Tal vez el secreto que permanecía allí encerrado le diera el milagro que esperaba, una opción para intentarlo con Beth…
- Nada, sólo pensaba en Josef. Jamás pensé que alguien como él pudiera enamorarse de esa manera. Realmente estoy sorprendida por eso y por…
- Por el final de su historia –concluyó él y el tono de su voz se había vuelto sombrío
- Sí – y su mirada volvió a levantarse para buscar la de Mick- Lo cierto es que a pesar de lo trágico que pueda parecer, sigue siendo una auténtica historia de amor. Quiero decir, que tampoco debió ser fácil para él dar el paso de convertirla y sin embargo lo hizo…Lo hizo porque quería estar con ella- Sus mejillas se ruborizaron ligeramente mientras hablaba- No sé, si lo piensas bien, resulta casi una declaración de amor lo que hizo, lo que hicieron los dos… y también lo es lo que ha hecho por ella durante todos estos años…Sin duda debió amarla mucho.
- Sí, supongo que sí – apuntó Mick mientras acercaba una copa de vino a sus labios. Si Josef fue capaz de enamorarse, todo es posible…
Ella se le quedó mirando fijamente y en ese momento una pregunta saltó a sus labios sin que ella pudiera llegar a pensarla siquiera.
- Qué hubieras hecho tú? Quiero decir…Si hubieras estado en su lugar, ¿la hubieras convertido como intentó hacer Josef?
- No, creo que no.
- Ni siquiera aunque estuvieras perdidamente enamorado y supieras que ese es el único modo?
- Precisamente por eso
- No te entiendo
- Yo no podría condenar a la persona que amo a una vida eterna de sombras, al martirio de la sed, al dolor de la huida y los secretos…Eso me convertiría en alguien como Coraline y no sería justo. Para mí el amor es otra cosa. - Y mientras decía esas últimas palabras, sus ojos se clavaban fijamente en los de ella-.
- Aquello fue diferente, tú no tuviste elección Mick. Pero, ¿y si la persona en cuestión te lo pidiera como hizo Sara, y si a ella no le importara el sacrificio con tal de estar a tu lado?
- La muerte nunca es una elección -su expresión había vuelto a ser hermética-
- Lo sería si su vida dependiera de ello ¿lo harías entonces o la dejarías morir Mick?
El rostro del joven vampiro se volvió sombrío, frunció el ceño y sus labios se convirtieron en una delgada línea. El silencio reinó entre ellos por unos instantes que fueron eternos, aquella pregunta quedó en el aire sin respuesta como una sentencia dolorosamente maldita que él no quisiera oir y sin embargo no era la primera vez que la escuchaba, no era la primera vez que su mente se la proponía pero nunca había tenido el valor para contestársela a si mismo…Finalmente fue el mismo Mick quien rompió aquel incómodo silencio y lo hizo con otra pregunta
- ¿Qué harías tú?
- Vaya! Vuelves a evadir mis preguntas como haces siempre, cuándo conseguiré una respuesta directa de ti? -sonrió ella de manera encantadora-
- Lo haré cuando tú respondas -contestó él con avidez-
Beth le miró fijamente y luego volvió a mirar su copa
- La verdad es que no lo sé. Lo que he visto hoy me ha enseñado que tal vez no hay una respuesta sencilla para algo tan complicado. Supongo que Sara y Josef tampoco lo tuvieron en cuenta cuando tomaron su decisión. Tal vez tengas razón, el amor no siempre es suficiente.
MICK: Supongo que algunas plegarias encuentran respuestas y otras no…Depende de la fuerza que encontremos en nuestro interior, depende de si estamos dispuestos a aferrarnos a la esperanza o a permitir que el miedo nos venza y dejar ir nuestros sueños, pero es demasiado difícil la elección cuando el sueño que deseas es todo lo que siempre has querido y a la vez lo que siempre has temido.
El silencio surgió de nuevo y Beth miró su reloj.
- Creo que ya se ha hecho tarde. Debo irme o perderé el vuelo.
Beth se levantó de la mesa y él la siguió con la mirada. Ella tomó su bolso y ya se disponía a marcharse cuando se paró al lado de Mick, le miró una vez más y dijo:
- Pero ¿sabes? hay algo que sí tengo claro, creo sinceramente que Josef fue muy valiente porque fue capaz de admitir que estaba enamorado y quiso apostar por ello. Tal vez se equivocara pero al menos lo intentó y lo hizo porque la amaba.
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Mick se quedó pensando en las palabras de Beth mientras la acompañaba hasta el taxi, le abrió la puerta y la vio alejarse con esa irremediable sensación de pérdida de la primera vez. Entonces se llevó la mano al bolsillo interior de su gabardina y sacó el pequeño tubo de ensayo que contenía la sangre de Coraline y se quedó observándolo mientras el contenido se deslizaba a un lado y otro dentro del cristal suspendido entre sus dedos. Tal vez el secreto que permanecía allí encerrado le diera el milagro que esperaba, una opción para intentarlo con Beth…
5 comentarios:
Hola Marisol,acabo de leer el relato,me ha sabido a poco,ahora que me ponía yo cómoda me ha encantado,como siempre retratas a la perfección los sentimientos de esta pareja como si te hubieras metido dentro de sus mentes,es increíble.No habría estado nada mal ver algo así en la serie,nos quedamos con ganas de ver muchas cosas.Se habría podido desarrollar una historia maravillosa si la cadena hubiera querido,pero bueno eso ya es el pasado y no tiene remedio.
Totalmente de acuerdo con el comentario anterior, mientras hay series peñazo que todavía continúan, ¡ y me da una rabia! en fin, siempre nos quedaran tus relatos, besito con mordisquito incluido, jeje!!!
Gracias por la historia amiga,era una conversación pendiente,me encanta esa complicidad que hay entre ellos y poder hablar abiertamente de ese tema "complicado" <3 ForeverML <3
Gracias por leer y comentar la historia mi querida amiga Marga, me alegro que te gustara. Creo que si la pregunta ¿qué hubieras hecho tú? se la hubiera hecho Mick a Beth antes de conocer a Sara, ella hubiera tenido muy clara la respuesta, pero la historia de Josef y Sara lo cambió todo, hasta el punto de hacerla dar un paso atrás.
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